Contexto local: 

Costa de Marfil es un país situado en África Oeste, en el hemisferio norte, entre el Trópico de Cáncer y el Ecuador. Limita al norte con Burkina Faso y Malí, al oeste con Liberia, al noroeste con Guinea, al este con Ghana y al sur con el océano Atlántico. 

Tiene una superficie de 322.462 km2 y una población aproximada de 29.389.150 habitantes. Con una población de 15.344.990 habitantes, la población masculina representa el 52,2% del total de la población residente, frente a 14.044.160 mujeres, es decir, el 47,8%. 

La capital política del país es Yamousoukro y la económica, Abidjan. Se divide en regiones. Hay 31 regiones, más dos distritos autónomos: Abidjan y Yamousoukro. 

La monera utilizada es el franco CFA, y la lengua oficial hablada es el francés. Hay unos sesenta grupos étnicos locales. (1).

Bonoua es un pueblo de unos 118,388 habitantes que se encuentra al sur del país y a 45 km de la capital. En él viven muchos extranjeros venidos de los países del África del Oeste y también muchos desplazados internos debido a las dos guerras civiles que ha sufrido el país (2002 y 2010), una gran parte se han quedado a vivir en Bonoua. (2).

La población vive de la agricultura, la pesca y el comercio. Se producen piñas, palmera del aceite, café, bananas y cacao. Se puede considerar como una ciudad-dormitorio por el número de personas que trabajan en la capital y se desplazan diariamente a Bonoua. 

En esta localidad (y en el país en general), la infancia se enfrenta a graves vulneraciones de derechos como son el matrimonio forzado y precoz, trabajo infantil, falta de atención médica y de acceso a la educación, pobreza, dinámicas de violencia, o no contar con el registro de nacimiento: ser apátrida agudiza la privación de derechos. 

El proyecto:

Cuando hablamos de abandono escolar, es necesario mirar qué sucede en las vidas de los estudiantes. Muchos niños y niñas en Bonoua no cuentan con un entorno que les apoye, sustente el aprendizaje y asegure la permanencia en el sistema escolar. Provienen de familias que se han desestructurado por distintos motivos (abandono del padre, violencia de género) o son estudiantes que han perdido a uno o ambos progenitores.  Los que logran acceder a la escuela, con frecuencia son expulsados de los centros educativos porque no cumplen los requisitos, esto expone a los estudiantes a situaciones y peligros que ningún niño o niña debería vivir: corren el riesgo de ser captados para vender drogas o entrar en organizaciones criminales, las niñas que no asisten a la escuela corren un alto riesgo de ser víctimas de explotación sexual. 

El programa de Becas Escolares FASOL apoya a 4 estudiantes en Bonoua que cursan primaria, secundaria, bachillerato y estudios universitarios.

Fuentes: